domingo, 22 de abril de 2018

UN "SANTO" DE LA PUERTA DE AL LADO: MOHAMED FAZLE ELAHI


Mohammed Fazle Elahi es uno de mis santos de “la puerta de al lado“. Es un santo “intereligioso”. Su tradición no es cristiana sino musulmana, pero su vida está repleta de actitudes y gestos evangélicos. Lo conocí hace muchos años recién llegado a España cuando era muy joven y traía su corazón atravesado de dolor por haber tenido que abandonar su país por motivos políticos. Sin embargo la esperanza y la alegría han sido y son en su vida siempre más poderosas que la violencia y la muerte que le han rondado en numerosas ocasiones a los talones. Sus dos mejores amigos, líderes como él de una asociación que trabajaba por el desarrollo comunitario en su país, tras recibir numerosas amenazas desparecieron una noche y nunca más se supo de ellos.

Desde entonces se hizo cargo de sus hijos y sus viudas, que pasaron a formar parte de su familia extensa, aunque después de aquellos hechos él tuviera que salir de su país obligadamente. La lealtad, repite siempre Elahi, es lo más importante de la vida y la amistad exige lealtad. Así tenemos la suerte también nosotras hoy en Lavapiés de experimentar el regalo de su amistad a través de los múltiples gestos de cuidado y generosidad que Elahi lleva a cabo entre los vecinos y vecinas del barrio, especialmente con quienes peor lo pasan, arriesgando en ello en numerosas ocasiones, sus propia imagen, su precaria economía, su comodidad, etc. 

Tras un largo periplo por varios países europeos fue finalmente en España donde consiguió su permiso de residencia. Pero el hecho de haber conseguido sus papeles no le ha llevado nunca olvidarse de quienes no los tienen, sino a no dejar de luchar con ellos y por ellos y por el reconocimiento de sus derechos. Por eso forma parte desde su origen de la Asociación sin Papeles y del Sindicato latero y mantero. Su liderazgo no es sólo el de la movilización, la propuesta y la denuncia de las situaciones injustas que viven las personas más vulneradas del barrio por no tener papales, sino el del servicio desde abajo, la bondad en la relaciones y la generosidad, no desde lo que le sobra, sino a menudo de lo que él mismo y su familia necesitan para vivir. 

Su sentido de la honestidad y de que todas las personas somos hermanas da igual el color de la piel, la raza o la religión que profesemos le coloca a menudo en situaciones que le complican la vida. Su grandeza de corazón hacen de él un nuevo Natanael (Juan 1,45-51) un hombre reconciliador, buscador incansable del diálogo y de lo común, tanto con las personas como con las instituciones. 

Profunda y abiertamente musulmán está convencido que todos y todas somos hermanos, que por nuestras venas corre la misma sangre y que las religiones tienen sentido para unir a la personas y a los pueblos y no para dividirnos. Por eso desde hace ya muchos años participa en encuentros interreligiosos y comparte su vida, su fe, su compromiso con personas cristianas, como yo y también con agnósticas. 

Por eso también está empeñado, junto con otros musulmanes y musulmanas como él, en hacer de su mezquita un espacio hospitalario y acogedor para todas las personas del barrio, un lugar comprometido con la buena convivencia y los derechos humanos y en ello está poniendo también muchas de sus energías con gran gratuidad, pues no siempre sus acciones son bien interpretadas. Del mismo modo su casa, vayas a la hora que vayas es siempre hospitalaria y abierta. Junto con su mujer Jorna y su hijo Tabib las puertas de su corazón y su vivienda son expertas en acoger de muy diversas maneras a quien lo necesita. 

Estos últimos años la enfermedad también ha tocado su vida con dureza, pero no por ello se ha encerrado en sí mismo o en el desánimo vital, incluso cuando tenía muchas razones objetivas para ello, sino que su dolor le ha hecho más solidario con el sufrimiento ajeno y más comprensivo con las debilidades humanas. 

Por eso Mohammed Fazle Elahi es uno de mis santos de la puerta de al lado. Con él he aprendido a vivir la confianza incondicional en Dios en tantas experiencias límites como hemos atravesado juntos en estos 12 años de vida en Lavapiés y a sentirnos sostenidos por Al Hayi, El Siempre Vivo[1], también en los actuales tiempos de dolor, violencia e injusticia como está suponiendo la muerte de nuestro vecino y amigo mantero Mame Mbaye. Juntos hemos aprendido que Dios traspasa las fronteras y las religiones y nos urge a ir comunión adentro y que para Él nadie es ilegal 

Pepa Torres Pèrez 






[1] Uno de los nombres de Dios en el Islam

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